Esto es lo que pensé ayer, cuando el volumen general del albergue empezó a subir (como cada día) como a las 10 de la noche.
Ayer tuve una tarde de esas en las que quieres hostiar a murphy. tenía que hacer algo tan sencillo como una transferencia de mi cuenta española a la australiana, pero eso me llevó dos horas más unos 10 viajes entre la zona wifi del albergue y la habitación. con sus consecuentes 10 reconexiones al volver a la zona wifi. Total, había llegado ya el punto en que te das cuenta de que se te ha ido la tarde y no has hecho nada de lo que tenías que hacer y encima estás hecha un despojo humano, porque llevas más de dos horas sentada en el suelo y te duele la rabadilla como para llorar. Ya había decidido que intentaría hacer lo que no había podido hacer por la tarde esa noche, y en estas apreció una compañera de habitación (que está aquí a empadronada mientras busca piso, como yo), con dos chicos y me dice: que haces ahí en es suelo? va, vamos a salir! (obvio que no me lo dijo en castellano, pero os hago la traducción simultanea porque soy así de apañá). yo en un principio dije que no, que había perdido la tarde y tenía un montón de cosas que hacer. y entonces analicé la situación desde fuera: ellos me miraban desde arriba. tan jóvenes, tan guapos todos, tan con pinta de personas. y yo, ahí, tirada en el suelo (si, tirada en la moqueta en medio de el recibidor de la entrada del comedor. cuándo os digo que estaba en modo despojo humano no exagero) con las gafas, cara de pocos amigos y pelos de la bruja avería, diciendo que no mi primera posibilidad de vida social en días. temí convertirme en la vieja gruñona del albergue. que coño? me apunto!. y tal cual, me levanté del suelo de un salto, me dí una ducha rápida, y en 10 minutos estaba en el comedor adentrándome en mi primera experiencia GOON con una americana, dos alemanas y dos ingleses a los que posiblemente saque más de 10 años de media.
ya, que no he explicado qué es eso de la experiencia GOON. ya voy, hombre. impacientes.
Seguramente todos habéis visto (o incluso comprado, depende de lo alcohólicos que seáis) esas cajas de cartón de 4'5litros de vino con un grifito. Pues esas cajas las inventó un australiano. cómo no. y en un país en el que los impuestos hacen que el alcohol sea entre carísimo y prohibitivo, ese es el único alcohol que toman los backpackers (mochileros de toda la vida de dios) y gran parte de los los inmigrantes. como yo ahora mismo soy las dos cosas, tenía que probarlo sí o sí. Y oye, no está tan malo. Eso sí, fueron dos tazas (cómo os pensabais que se tomaba el vino barato en un albegue?) y esta mañana quería que alguien me sacrificara para no tener que ir a clase. la edad no perdona.
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