(por algún motivo que desconozco, blogger me cambia el color de la foto. en realidad es mas bonita :( ) |
(Sí, otra vez aquí. a los que me seguís en ínstagram ya os
advertí: i’m back. y esta vez para quedarme :) )
Os quiero contar una bonita historia de amor que ha vencido
todas la fronteras. Sí, la mia con mi cafeterita pequeña y semiquemada. No existe amor más verdadero, y por fin volvemos a estar juntas. no puedo estar más
feliz!
Cuando estaba haciendo las maletas para venirme, me rompía
el corazón dejarla allí, pero pensé que no era razonable traerme una cafetera
al otro lado del planeta. total, allí también habrá, ya me compraré otra
(piiiiiiiiiiiii ERROR!!). Mi compañera de piso (hola A!!) me dio toda la razón
(ahora sospecho que lo que quería era poder seguir usándola en mi
ausencia).
Mi madre, conociendo mi adicción al café (y sabiéndose
culpable de ésta) me consiguió una especie de colador para que pudiera hacerme
café hasta que consiguiera una cafetera. sigue sin estrenar.
Cuando llegué aquí
lo primero que hice fue comparme café soluble para salir del paso, pero empecé
a buscar una cafetera “italiana” (ahora sé que se llaman así, hasta entonces simplemente
era una cafetera “de las de toda la vida”). Pregunté en el grupo de “Españoles
en Melbourne” de Facebook si alguien sabía dónde conseguirlas. Me dieron un
montón de datos, pero eran todas grandes y caras. yo solo quería mi pequeña
cafeterita de una taza que hace más fácil empezar el día. Total, lo de Facebook
me sirvió de más bien poco. Para más inri, en varias ocasiones, gente que se
volvía para España, regalaba sus cosas mediante el grupo de fb, y entre ellas
había una cafeterita. siempre llegué tarde. en ese grupo para conseguir algo, o
vives en Facebook o te comes los mocos.
Así que empecé a pensar en otra solución. tintintintin
(sonido de “Idea!”. que pasa? las ideas en mi cabeza suenan así). Encontré mi
salvación el S., la hermana de mi amiga L. Venía a Australia de visita y tenía
espacio en la maleta, así que mis padres le prepararon una bolsa (con más cosas
de valiosísimo valor sentimental y práctico) y le pusieron rumbo a Australia.
La cosa no fue fácil. La bolsa hizo varias escalas. 4, para ser exactos. de
casa de mis padres a casa de mis tíos, de allí a casa de los padres de mi amiga
A. Ellos se la pasaron a A. (y ahí es donde la cafetera se unió a la bolsa, a
la fiesta y a esta historia). Y A se la pasó a S. S la metió en su equipaje y
así mi cafetera sufrió con ella las 35h de retraso en Dubai y
finalmente llegó a mis manos. Es una cafetera con Mundo J.
El reencuentro fue bonito. muy bonito. yo abrazando a mi
cafetera y casi llorando de la emoción en el fast food mexicano donde íbamos a
cenar… y mis amigos mirándome ojipláticos y considerando llamar a servicios
psiquiátricos. por suerte L. es psiquiátrica y consideró que no no soy un caso
de gravedad extrema. no hace falta colapsar las urgencias.
Desde ese día mi vida ha cambiado. y la de mis compañeras de
piso. Están tan contentas con el nuevo aparatejo que hasta creo que le van a
poner nombre. Aun tienen que acabar de pillarle la técnica pero ya casi no se
les sale el café. Teníais que haber visto sus caras cuando les expliqué como
funcionaba. como si hubieran visto el último invento de la NASA, lo mismito.
(no, el Colombia y en Japón no hay “cafeteras detodalavida”).
En fin, feliz miércoles a todos, me voy a por mi segundo
café :)
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